• El Estudio del Mosaico

El Estudio del Mosaico

La historia del Estudio del Mosaico Vaticano comienza al final del s. XVI, cuando el Papa Gregorio XIII decidió confiar al pintor Girolamo Muziano la decoración en mosaico de la cúpula de la Capilla Gregoriana de la basílica de San Pedro (1578-1580). Tras el éxito obtenido, se decidió extender este tipo de decoración a la gran cúpula miguelangelesca (1603-1612) y a todas las cúpulas de la basílica.

Algunos de los pintores más importantes de la época -como Giuseppe Cesari, Pietro da Cortona y Francesco Trevisani- trabajaron en la preparación de los modelos pictóricos destinados a los mosaiquistas. Para aplicar la capa de mosaico a las cúpulas se utilizó por primera vez un estuco especial a base de aceite de linaza cuya receta, conservada durante más de cuatro siglos, siguen utilizando hoy los mosaiquistas del Estudio Vaticano.

Mientras se decoraban las cúpulas, ya a finales del siglo XVII, comenzó la reproducción en mosaico de los retablos pintados de los altares de la Basílica, que se estaban deteriorando a causa de la humedad.

Con el fin de obtener la gran variedad de colores de esmalte necesarios para esta operación, se experimentó constantemente con técnicas y mezclas que condujeron a la producción de aproximadamente 28.000 esmaltes de diferentes tonalidades de color, algunos de los cuales aún se conservan en los almacenes del Estudio del Mosaico.

La Basílica se cubrió así con unos 10.000 metros cuadrados de mosaico.

En 1727, por deseo del Papa Benedicto XIII, el taller se organizó como institución permanente con el nombre de “Estudio del Mosaico Vaticano”, y quedó bajo la autoridad directa de la Fábrica de San Pedro.

El mosaico hilado

Hacia 1775, los mosaiquistas Giacomo Raffaelli y Cesare Aguatti "redescubrieron" la técnica de los "esmaltes hilados", ya utilizada a principios del siglo XVII por el mosaiquista de la escuela vaticana Marcello Provenzale, mediante la cual se obtienen teselas muy pequeñas a partir de la sección de varillas producidas estirando esmalte vítreo fundido. Los dos mosaiquistas fueron los primeros en crear "mosaicos diminutos" o "micromosaicos", inaugurando una nueva era del mosaico que se "miniaturizó" y se utilizó para decorar pequeños objetos de la vida cotidiana como cajas, tabaqueras y joyas. Los micromosaicos se convirtieron en los souvenirs más codiciados de Roma, incluso para la aristocracia del "Grand Tour".

Los mosaiquistas del Estudio fueron los más hábiles intérpretes de esta técnica, hasta el punto de que los propios papas les encargaron regalos para soberanos europeos, como la famosa mesa con la representación del escudo de Aquiles que el papa León XIII regaló en 1826 a Carlos X, rey de Francia.

El estudio del mosaico hoy

El Estudio del Mosaico Vaticano, bajo la dirección de la Fábrica de San Pedro, desempeña actualmente una doble función: la conservación de los mosaicos de la basílica, con intervenciones de restauración, y la producción de obras musivas para la venta al público. Gracias a la habilidad y a la experiencia de sus mosaiquistas, que todavía utilizan los antiguos procedimientos técnico-artísticos, se producen mosaicos inspirados en las obras maestras del arte sacro y profano. El Estudio también realiza obras por encargo, y se puede visitar con cita previa.


© Fábrica de San Pedro