El próximo 8 de diciembre, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, será presentado el belén de la Basílica de San Pedro. La obra, realizada este año por los maestros artesanos napolitanos de San Gregorio Armeno, Cantone y Costabile, ha sido instalada con el apoyo del personal de la Fábrica de San Pedro en el Altar de San Gregorio Magno, en la nave lateral izquierda.
El lunes 8, al término de las Vísperas (sobre las 17:40), S.E.R. el Cardenal Mauro Gambetti, Arcipreste de la Basílica Papal de San Pedro del Vaticano, presentará y bendecirá el belén.
El belén estará expuesto y podrá visitarse todos los días durante el horario de apertura de la Basílica, hasta la conclusión del Tiempo de Navidad, que coincide con la fiesta del Bautismo del Señor, el miércoles 7 de enero de 2026.
ESPECIFICACIONES TÉCNICAS DE LA OBRA
La escenografía del belén se inspira en los paisajes rurales de la antigua Campania Felix. Los arcos de ladrillo romano se alternan con muros en opus incertum de toba amarilla procedente de la zona de Pozzuoli, creando un paisaje que evoca de cerca la estética del belén napolitano del siglo XVIII. El montaje retoma la arquitectura tradicional y su simbología, con especial atención al ambiente campesino propio de los pueblos de aquella época.
En el centro de la composición se encuentran María, San José y el Niño Jesús, rodeados de personajes modelados según la producción napolitana: figuras de aproximadamente 1,30 m de altura que recuerdan a los pastores del siglo XVIII. En torno al Misterio se despliega un pequeño “mundo”: tres ángeles, los Reyes Magos, dos zampoñeros, el clásico pastor dormido llamado “Benino”, junto a aldeanos, mendigos y animales de corral que recrean la atmósfera sencilla y viva de una aldea rural.
El belén ha sido realizado por los maestros Cantone y Costabile siguiendo los métodos de la escuela napolitana. Las cabezas, manos y pies están modelados en terracota policromada; los ojos son de cristal y la policromía está realizada con pintura al óleo. En el interior de cada figura, una estructura de hierro garantiza la estabilidad, mientras que los vestidos, confeccionados con tejidos modelados directamente sobre el cuerpo, siguen la tradición artesanal napolitana.